8A: por un horizonte de reconocimiento, salud y libertad
En la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas FAKALI cumplimos más de 20 años conmemorando nuestro día: el 8 de Abril, Día Internacional del Pueblo Gitano. Esta fecha fue establecida en 1990 durante el IV Congreso Internacional Romaní en Polonia, en recuerdo al primer Congreso celebrado en Londres en 1971.
A menudo recordamos aquel primer congreso que marcó nuestra Rromanipen, nuestra identidad gitana, ya que allí se estableció nuestro himno, el «Gelem, Gelem«. Un tributo a nuestra historia, llena de sufrimiento y dolor, aunque también a nuestra fortaleza como pueblo. El himno refleja, por ejemplo, los desgarradores gritos de las mujeres gitanas mientras las SS nazis les arrebataban a sus hijos. La letra fue compuesta por Jarko Jovanovic, quien encontró la inspiración al enterarse de que, durante los días del congreso en la capital del Reino Unido, una redada policial en un suburbio romaní de Birmingham se saldó con la muerte de tres niños romaníes. El músico yugoslavo, utilizando una melodía antigua gitana, escribió la letra del mítico «Gelem, Gelem» mientras se dirigía a una manifestación improvisada.
En esa ocasión, nuestros tíos y nuestras tías, de más de una veintena de países, se reunieron en el suburbio, hicieron pancartas y, por primera vez, mostraron al mundo al unísono que no íbamos a seguir soportando tantos ataques, tanto dolor y tanta muerte.
Golpe tras golpe, como los que tuvo que soportar nuestro tío Johan Trollman, conocido como Rukelli, campeón de boxeo que pereció en el Holocausto a manos del delirio nazi. No pudimos ni podemos seguir muriendo en extrañas circunstancias, como hasta ahora.
Es por eso que nuestra bandera, que también surgió en aquel primer congreso internacional de Londres, nos señala un futuro lleno de esperanza, representado por el azul del cielo, el verde de la hierba y el rojo de una rueda que no para: «Volveré a recorrer los caminos y caminaré con los afortunados Rroma». Porque, aunque enfrentemos dificultades, nuestro pueblo continúa clamando libertad. Libertad para vivir, para ser y para no tener que justificarse ante esa parte del mundo que aún nos ve como seres «asociales» que no quieren integrarse.
Por todo ello, siguiendo el ejemplo de nuestros antepasados, líderes de los primeros movimientos romaníes de principios del siglo XX, hacemos un llamado a la sociedad en general, y a los representantes públicos en particular:
1.- Implementar medidas concretas para reparar y preservar nuestra memoria histórica, valorando y reconociendo nuestras contribuciones frente al olvido y el negacionismo sistemático de nuestra visión del mundo y nuestras creaciones étnicas y culturales. Es fundamental que nuestra historia sea narrada y reconocida como una parte integral de la cultura de cada país. En España, por ejemplo, la impronta romaní está presente en diversas manifestaciones culturales, gastronómicas e incluso religiosas, y es crucial que esto no sea invisibilizado.
2.- Apuesta decidida por la revitalización del amari chib, nuestra lengua. Se trata de uno de los idiomas más antiguos del mundo, que tiene sus raíces en el sánscrito, el griego antiguo y una variedad de lenguas indoeuropeas que ya han desaparecido. Diversos informes advierten sobre el riesgo de que el Rromanó, la lengua del Pueblo Rromá, sea olvidada por un número cada vez mayor de personas gitanas. En España, tras numerosas prohibiciones y legislaciones, lamentablemente se perdió. Por lo tanto, es nuestro deber recuperar nuestra lengua como símbolo de nuestra identidad.
3.- Erradicación de la pobreza. Los informes de diversas instituciones reconocidas confirman que alrededor del 86% de las personas gitanas se encuentran en situación de pobreza, y dentro de este grupo, el 46% vive en condiciones de extrema pobreza. Además de esto, la segregación en barrios periféricos de las grandes ciudades, la criminalización de la pobreza y el aumento de la aporofobia debido al antigitanismo subyacente son razones más que suficientes para abordar un problema estructural que viola los derechos humanos más elementales.
4.- Apoyo decidido contra el antigitanismo y la romafobia. Según el Eurobarómetro, el fenómeno del odio hacia el Pueblo Rroma ha copado el podio de los colectivos sociales y minorías que más rechazo ostentan, con más del 65% en la Unión Europea y con el 70% en España. Estos datos lamentables destacan la urgente necesidad de implementar un plan integral y un corpus legislativo europeo contra el antigitanismo y la romafobia, con la suficiente relevancia como para que el racismo sistémico, estructural, institucional y tolerado que afecta a las personas gitanas no quede impune. Es prioritario abordar esta violación sistemática de nuestros derechos fundamentales.
5.- Apostar por una educación inclusiva y enriquecedora con su diversidad. Asimismo, mostrar nuestro rechazo a la segregación y a la falta de expectativas. Debemos luchar conjuntamente para posibilitar una educación donde, la diversidad cultural y étnica sea tenida en cuenta en el currículum académico para que, de esta manera, la infancia romaní de hoy sean los hombres y mujeres romaníes de un mañana repleto de posibilidades y oportunidades.
6.- Que esas posibilidades sean reales en el tejido empresarial. La cultura gitana, su historia, su música y su impronta es generadora de riqueza dentro y fuera de nuestras fronteras. No podemos asumir lo inaceptable: la discriminación laboral no puede continuar ni un segundo más siendo una nota predominante. Los oficios tradicionales gitanos han sido y son santo y seña de nuestro país, por lo tanto, necesitan la inversión suficiente para que no sean relegados al olvido.
7.- Las mujeres gitanas, principales portadoras y transmisoras de nuestra cultura, enfrentamos el machismo como parte de una sociedad que, en nuestro caso, funde la cuestión de género con la étnica. En otras palabras, sufrimos discriminación tanto por ser mujeres como por ser gitanas, lo que da lugar al fenómeno del antigitanismo de género. A pesar de ello, nosotras, que hemos demostrado durante siglos el poder de la sororidad, no podemos considerarnos las más discriminadas. Lucharemos, como es nuestra obligación, contra el machismo y el antigitanismo, entendiendo que la verdadera igualdad debe ser alcanzada a través de un feminismo plural, diverso y enriquecedor. Abogamos por un feminismo antirracista, combativo e intercultural.
6.- Poner en valor y promocionar la cultura gitana. Nuestra tierra ha sido moldeada más allá de la tradicional e insistente idealización de las tres culturas como las creadoras de nuestra identificación. España en su conjunto, y Andalucía en particular, son tierra fértil para una semilla de la que han brotado manifestaciones culturales, música, poesía, artesanías, palabras y, en última instancia, una impronta distintivamente gitana. Andalucía no sería lo mismo sin el Sacromonte en Granada, la histórica gitanería de Triana y la flamenquísima Alameda de Hércules en Sevilla, sin los barrios de Santiago, San Miguel o la Albarizuela en Jerez, sin el barrio Santa María en Cádiz o sin el antiguo casco histórico de Málaga. En resumen, nuestros barrios han sido impregnados por una identidad gitana que ha dado lugar a una identidad propia, forjada por la comunidad y la solidaridad entre vecinos. No podemos permitir que nuestras experiencias gitanas sean reducidas sólo a elementos folclóricos o préstamos culturales. Instamos a que los poderes públicos nos ayuden a promocionar la identidad gitana y española de nuestra tierra. Además, es fundamental que estos aspectos sean incluidos en los planes de estudio formales, tanto en las universidades como en los estudios de postgrado.
7.- Profundizar en el conocimiento de la cultura gitana más allá de lo que se suele retratar en los medios tradicionales y digitales. Esto requiere un esfuerzo de sensibilización y concienciación en el que todos y todas, profesionales y público, nos involucremos como actores principales. Jugamos un papel fundamental en este proceso: somos conscientes de que la sociedad necesita una información más auténtica, libre de prejuicios y estereotipos, que desmonte el arquetipo romaní construido en los últimos siglos. Aspiramos, por tanto, a sacudir los cimientos sobre los cuales se sustenta el racismo, comenzando por modificar la forma en que se genera se transmite y se consume la información vinculada al Pueblo Gitano, sustituyéndola por prácticas y herramientas pedagógicas veraces y menos perjudiciales.
Todo esto lo demandamos desde la conciencia de nuestra identidad étnica y nuestra responsabilidad social. Hablamos de siglos de opresión y décadas de falta de reconocimiento. Nuestra fuerza inquebrantable nos ha hecho resilientes ante la indiferencia y la complacencia, frente a la discriminación, por lo que anhelamos un nuevo horizonte marcado por la salud y la libertad.
¡Opre Rroma! ¡Opre Rromnia!
But baxt sastipen thaj mestipen.