FAKALI CONDENA LA INVASIÓN RUSA A UCRANIA Y MUESTRA SU INQUIETUD POR LA SITUACIÓN EXTREMA DE SU CIUDADANÍA GITANA

La Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas FAKALI se une a la condena de la comunidad internacional a la invasión rusa a Ucrania y la vulneración de los derechos humanos que esta afrenta está significando para su población, especialmente las más vulnerable. Entre ella la gitana, ya golpeada con anterioridad por la desigualdad, la pobreza y la discriminación. Una situación de necesidad acentuada por un conflicto bélico que la ha convertido ya en extrema en el apresurado éxodo en búsqueda de refugio fuera de su país.

Esta intranquilidad ha quedado plasmada, junto a la de autoridades competentes, gobiernos, líderes mundiales, instituciones y organizaciones internacionales, europeas y regionales, en una Declaración Conjunta “End the war against Ukraine!” #StandWithUkraine que hemos firmado con el propósito múltiple de que los agentes políticos y sociales responsables:

  • Garanticen que los 400.000 personas romaníes y demás personas vulnerables y marginadas reciban igual protección y seguridad cuando buscan refugio dentro y fuera del país.
  • Proporcionen igualdad en el acceso a la ayuda humanitaria para las personas romaníes y otras personas marginadas o vulnerables.
  • Monitoreen las violaciones de los derechos humanos y la violencia que experimentan las personas romaníes y demás personas y comunidades vulnerables y marginadas e investiguen las denuncias de discriminación contra estos grupos minoritarios por parte de las autoridades ucranianas y/o de la UE cuando buscan protección y asilo en las fronteras.
  • Recopilen información sobre la situación de las personas romaníes dentro y fuera de Ucrania, incluidas las pruebas de denuncias de discriminación u otras violaciones de los derechos humanos, y mantengan informadas a las instituciones europeas e internacionales y los órganos de tratados pertinentes.
  • No moneticen la guerra contra Ucrania para promover representaciones incendiarias y racistas de grupos marginados, sobre todo el romaní.

Y todo porque ya son muchas las oenegés y los medios de comunicación que reportan in situ que los refugiados gitanos que huyen de una Ucrania devastada por la guerra se enfrentan a la discriminación en las fronteras de Moldavia, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Polonia al final de sus angustiosos viajes.

Según la Oficina de Iniciativas Romaníes de la Fundación Sociedad Abierta (OSF) y el Centro Europeo de Derechos de los Gitanos (ERRC), se están denunciando numerosos incidentes de discriminación. Entre otras cosas, a las personas romaníes se les hace esperar mucho más tiempo que los demás ucranianos en las filas para ser registrados y tramitarse sus casos, a veces de decenas de kilómetros, con un tiempo gélido. «Siempre son los últimos en salir del país», afirman.

Además, se describen las agresiones físicas de que son víctimas en los pasos fronterizos y en los procesos para el refugio. Porque una vez que consiguen cruzar la frontera, sus problemas no terminan en el país de acogida, donde también se están documentando episodios de antigitanismo. En Hungría, por ejemplo, las personas gitanas llegan en autocares separados (los guardias fronterizos ucranianos lo organizaron así) y cuando los hacen las madres gitanas son controladas por la policía, algo que no ocurre con el resto. E incluso a los niños romaníes se les raciona la comida, algo que tampoco ocurre con el resto, tal y como ha informado el prestigioso New York Times.

«Los gitanos no reciben la ayuda, la información o el apoyo adecuados», ratifican los responsables humanitarios de la zona, lo que hace imprescindible la actuación de las autoridades y organismos competentes de manera inmediata para frenar su situación extrema de especial vulnerabilidad en este contexto de pobreza y desarraigo agravado por esta lamentable guerra.

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