FAKALI EXPRIME LA CUARENTENA

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En los años setenta y ochenta, las labores de acción social debían circunscribirse en no pocas ocasiones a las de la solidaridad, pues el contexto social para los grupos vulnerables así lo requerían. Más tarde, y coincidiendo con los primeros pasos de FAKALI, la búsqueda de la justicia social, los valores éticos y la promoción cultural se convertirían en ejes fundamentales para construir los pilares del reconocimiento hacia nuestro pueblo. Y en ello estamos, convencidas de que así continuará, pues no podemos caer en la equivocación de ceder una sola pizca de los logros conseguidos en estas dos décadas de camino, aunque teniendo en cuenta que la situación que vivimos haya cambiado los esquemas de prácticamente todo el mundo.

El confinamiento decretado el pasado 14 de marzo para combatir la propagación del virus COVID-19 nos ha obligado a reinventarnos a marchas forzadas en muchos sentidos. A las personas y también a las entidades pertenecientes al Tercer Sector. Asociaciones y oenegés, como FAKALI, que en estos días vemos con preocupación cómo la situación de vulnerabilidad de las familias y las personas que venimos acompañando y con las que trabajamos con nuestros recursos, ha empeorado en muchos niveles, laboral, económico, educativo y social.

La obligación de permanecer en casa debido a la crisis sanitaria que padecemos ha supuesto la pérdida drástica de ingresos económicos para un número importante de familias gitanas, dependientes en gran parte de la venta ambulante y otras actividades especialmente duras ahora totalmente paralizadas, con todo lo que ello supone.

Como mujeres gitanas, nuestra prioridad siempre ha sido luchar por la igualdad de oportunidades para nuestro Pueblo. Pero como muchas otras asociaciones, nuestros recursos y proyectos siempre se quedan cortos para que nuestra gente alcance esa meta. Lo intentamos cada día del año, y ahora lo seguimos intentando, con los mismos recursos, pero aún con más esfuerzo. Por eso nosotras también nos sumamos a la ola de solidaridad y de apoyo mutuo desplegada en la sociedad. Por eso estos días nuestras compañeras están también fuera de FAKALI. Son del resto de organizaciones y asociaciones que está exprimiendo todo su potencial para responder a las necesidades que van apareciendo cada día. Nuestras compañeras son de Cruz Roja, ACCEM, Radio ECCA, Vencedores, Banco de Alimentos… Nos mantenemos en contacto además con instituciones, empresas privadas y administraciones públicas buscando los recursos y la coordinación de más manos y más respuestas. El objetivo es tratar que ninguna familia quede desatendida ante la adversidad y pueda ofrecer a todos sus miembros un sustento básico. Y son más de 300 las que venimos atendiendo de manera integral desde la federación.

La cuarentena no ha detenido nuestro trabajo ni nuestras iniciativas sociales en materia educativa, sanitaria, laboral, género o concienciación y sensibilización contra la discriminación que llevamos a cabo a lo largo de todo el año. El confinamiento nos ha obligado a reinventarnos. Hemos priorizado las necesidades más básicas de las familias que atendemos, del mismo modo que hemos facilitado a los y a las menores todas las tareas lectivas que no llegaban de manera telemática, realizando un seguimiento individualizado de cada caso y haciendo uso de las herramientas de las que disponen nuestras familias, siendo conscientes de que la brecha digital es otro titán al que debemos hacer frente.

El contacto con el profesorado de los centros educativos en los que FAKALI lleva a cabo sus funciones de apoyo y sensibilización escolares está siendo intenso. Sin duda alguna son los niños y niñas, y especialmente los más vulnerables como son en muchos barrios los niños y niñas gitanas, los que más están sufriendo este confinamiento. Porque a la brecha educativa se le une ahora la digital. De ahí nuestro esfuerzo para intensificar el seguimiento y el apoyo de nuestro alumnado mediante el uso de las tecnologías que padres y madres tengan a su alcance. Nos adecuamos a circunstancias muy diversas (hay casos en los que el móvil es la única vía de comunicación) animando a que no pierdan sus pautas escolares, corrigiendo tareas o dando indicaciones para atender sus necesidades. E incluso a las de su profesorado, adaptando las sesiones presenciales previstas en lo que quedaba de curso 2019/20 a un formato online apropiado que permita su difusión entre los hogares, las únicas aulas existentes a día de hoy.

De la misma forma, usando la comunicación más directa (sobre todo a través de WhatsApp) compartimos, para que nadie se quede atrás, toda la información básica que se va actualizando en estos tiempos de tanta prisa y novedades diarias: desde consejos sanitarios frente al Coronavirus a ayudas disponibles desde los diferentes niveles de la Administración.

Si asesorar y mediar junto con las administraciones competentes en las dificultades y problemas concretos y urgentes que viven muchas personas gitanas (ayuntamientos, servicios sociales comunitarios, consejerías…) ya eran actividades esenciales y diarias en FAKALI antes del estado de alarma, ahora se han intensificado y multiplicado. En estos momentos, nuestras compañeras, técnicas especializadas, reciben multitud de demandas y preguntas sobre asuntos como el acceso a la renta mínima, las ayudas a autónomos, la nueva regulación de los contratos de alquiler, el acceso a las ayudas alimentarias ofrecidas por las administraciones públicas y otras entidades privadas, o las herramientas disponibles para que los más pequeños y pequeñas de las casas puedan seguir llevando al día sus deberes escolares. Así es cómo FAKALI trabaja desde el confinamiento. Nos faltan manos y nos faltan medios, pero nuestro afán por alcanzar la igualdad de oportunidades tiene ahora más sentido que nunca.

Y no podemos olvidar, de ninguna manera, el trabajo de sensibilización y concienciación contra la discriminación que sufre el Pueblo Gitano. En estas últimas semanas hemos podido ver cómo el virus del antigitanismo se ha extendido a la misma velocidad que el Covid-19. El miedo, la ignorancia y el racismo, como fake news o como discurso de odio, nos han vuelto a situar como la causa de todos los males que aquejan a nuestra sociedad. Y ante esto sólo cabe la resistencia y la oposición, la reacción y la denuncia… pública y, llegado el caso, judicial. Nos sigue tocando defender la dignidad de la ciudadanía gitana con la perspectiva de igualdad de trato y no discriminación desde la atalaya que nos proporcionan los medios de comunicación y las redes sociales.

Al drama sanitario, con miles de víctimas mortales y otras tantas familias traumatizadas a las que mostramos nuestra solidaridad en estos duros momentos, se une un drama social de incalculables consecuencias del que solo saldremos si nos mantenemos unidas y unidos. El desafío de dar respuesta dentro de lo posible a tanta necesidad es un reto inédito, pero es nuestro sentido de ser, con la ayuda de otras entidades sociales, de las administraciones y de la sociedad.

Como dijo Angela Davis: “Hay que actuar como si fuera posible transformar radicalmente el mundo. Y hay que hacerlo todo el tiempo”.