EL CONSEJO ESTATAL DEL PUEBLO GITANO CONMEMORA EL GENOCIDIO GITANO (SAMUDARIPEN)

Su vicepresidenta, Beatriz Carrillo, ha pedido “una respuesta más contundente contra las actuales actitudes discriminatorias y racistas”, especialmente las provenientes de líderes políticos como Salvini, que atentan contra “la convivencia pacífica, la paz social y el futuro” de nuestra Europa

El Consejo Estatal del Pueblo Gitano, órgano colegiado interministerial que confiere carácter institucional a la cooperación e interlocución de las organizaciones del movimiento asociativo romaní con la Administración General del Estado, ha celebrado hoy un acto institucional para la Conmemoración del Genocidio del Pueblo Gitano durante la II Guerra Mundial (Samudaripen). Evento en el que también se ha recordado el 270 aniversario de la “Gran Redada” contra el pueblo romaní, promovida por el rey Fernando VI en 1749 en nuestro país.

La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, y la secretaria de Estado de Servicios Sociales, Ana Lima, han participado también en el acto en la sede del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en Madrid, en el que se ha interpretado el himno gitano, el “Gelem Gelem”, se ha realizado una ofrenda floral por las víctimas y se ha profundizado sobre el conocimiento y reconocimiento de la memoria histórica del pueblo gitano, fomentando la convivencia desde el respeto a la diversidad.

De la mano de su vicepresidenta segunda, Beatriz Micaela Carrillo de los Reyes, el CEPG ha querido homenajear a las víctimas de un atroz holocausto nazi que arrebató la vida de casi un millón de personas gitanas que no sólo perecieron en los campos de concentración de Auschwitz, sino también en guetos de las grandes ciudades como en la polaca Varsovia. “Una cifra que supone el 70% de la población gitana europea de la época”, ha recordado Carrillo, quien también se ha referido a las posteriores consecuencias discriminatorias de tan abominable crimen: “No solo nos enfrentamos a escalofriantes cifras, sino al posterior silencio sufrido por parte de las víctimas, a las que no se les dio la posibilidad de declarar siquiera en los juicios de Núremberg. No fue hasta 1982, casi 40 años después de la caída del nazismo, cuando Alemania reconoció pública y oficialmente su responsabilidad en el holocausto gitano”.

Una masacre igualmente localizada en nuestro país. Con la “Gran Redada” de Fernando VI como cruel paradigma de una persecución histórica. “No podemos olvidar que desde 1499, fecha de la primera pragmática contra nuestro pueblo por parte de los Reyes Católicos, fueron aprobadas más de 250 leyes antigitanas en nuestro país, la última de ellas abolida recién finalizado el franquismo”.

Los campos de concentración han sido sustituidos por la marginalidad, la segregación escolar, la discriminación a la hora de acceder a una vivienda digna, la anulación como sujetos de derecho y otras iniciativas antigitanas. La ministra Carcedo, en este sentido, ha manifestado que “es un imperativo dar a conocer la realidad gitana, que nos obliga a estar alerta por los avisos que estamos recibiendo". Porque la comunidad gitana continúa situada hoy en el ojo del huracán, siendo víctima de los mismos discursos de odio y de las mismas políticas de expulsión llevadas antaño en la vieja Europa. Muchos de ellos promovidos por determinados líderes políticos que dedican su argumentario a señalar a los gitanos y gitanas como responsables de los problemas de las sociedades que dirigen. “El antigitanismo de Orban en Hungría o Le Pen en Francia son una muestra de que por desgracia nos hemos empeñado en no aprender de la más cruel historia pasada”, ha enfatizado Beatriz Carrillo, especialmente crítica con el vicepresidente y ministro del Interior italiano, Matteo Salvini: “Sus declaraciones racistas y antigitanas, y sus decisiones destinadas a señalar, marcar y discriminar a los gitanos y gitanas que residen en Italia son inaceptables e indignas de un político con tanta responsabilidad”.
    
“Políticos como Salvini, cuando piden la esterilización de una mujer gitana, o cuando pretenden censar a los gitanos y gitanas en sus países por el mero hecho de serlo -ha proseguido-, no solo están denigrando a una parte de la ciudadanía a la que sirven como responsables públicos. También están atacando la convivencia pacífica y la paz social, y la semilla del odio que siembran sus discursos y decisiones no traerá nada bueno para el futuro”. Por ello, la vicepresidenta del CEPG ha pedido de los estados europeos “una respuesta más contundente contra las actitudes discriminatorias y racistas existentes en nuestra sociedad. Vengan de donde vengan y tengan la forma que tengan”, haciendo especial hincapié en “la persecución del discurso de odio en las redes sociales e internet”.