En estos últimos siete días han pasado un total de ciento sesenta y ocho horas. De viernes a viernes habremos tenido tiempo de realizar una infinidad de cuestiones familiares, laborales o sociales; unas con carácter lúdico y otras con carácter monótono, si bien en estas ciento sesenta y ocho horas también los medios han vuelto a sus peripecias cargadas de antigitanismo.

Quizás estemos ante una cuestión que viene fraguándose con el paso del tiempo, pero no podemos obviar la alarma que supone que los casos más mediáticos relacionados con nuestro Pueblo en la última semana hayan estado en todo momento cubiertos con un sesgo que alcanza unas dimensiones propagandísticas fuera de toda órbita y que por ende, al desarrollar y titular las noticias con una intención más que evidente, las reacciones de las redes sociales se transforman en insultos directos hacia nuestro Pueblo. ¿Estamos viviendo quizás al resurgimiento y al incremento del odio hacia lo gitano? Las estadísticas y los estudios nos dicen que sí, si bien no pocos medios de comunicación están poniendo todo de su parte para que esta tendencia sea toda una realidad.

Nos vamos hasta Salamanca. Un joven de 33 años es ingresado en el Hospital Clínico en situación grave, respondiendo sus familiares con su correspondiente visita. El joven fallece y las audiencias de la familia se multiplican. Estos son los hechos. Algo habitual y normal en nuestra sociedad ante una situación dramática que vive una familia por el fallecimiento de un ser querido. Pues bien, el diario de Salamanca “La Gaceta” decide convertir este acontecimiento familiar en algo publicable, difundiendo hasta dos noticias sobre ello. Noticias en las que el término “gitano” ocupa los titulares y los subtítulos de las mismas, siendo la adscripción étnica la que al parecer lo convierte en noticioso. La realidad es que no ha pasado absolutamente nada más; una persona ha fallecido y está siendo acompañada por sus familiares.

Claramente y sin ningún atisbo de duda el término “gitano” es utilizado una vez más de forma tendenciosa, aportándole morbosidad al emplear el juego de palabras “calma tensa” y “gitanos”. Trasladando así a la opinión pública una alarma y rechazo social, que evidencia una absoluta falta de ética periodística, y además que es totalmente inexistente, faltando a la verdad.

Desde FAKALI, una organización comprometida en la lucha contra el antigitanismo en los discursos periodísticos y sociales, denunciamos públicamente en nuestras plataformas esta mala praxis periodística recordándole a “La Gaceta de Salamanca” que con ambas noticias vulneran el artículo 7 del Código Deontológico del Periodismo de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, FAPE, así como el artículo 4.d puesto que hace una intromisión en la intimidad de la persona ingresada y fallecida, aportando datos tan escabrosos como la potencial causa de su muerte.

Roberto Zamarbide Nicuesa, Jefe de Sección de La Gaceta Regional de Salamanca y Secretario de la Asociación Salmantina de Periodistas, nos replica aludiendo a la “importancia” de citar para una noticia de ese calibre la procedencia étnica; resaltar “que son gitanos” lo entiende como “noticioso”. Cuestión que a todas luces nos parece aún más humillante que las propias noticias, puesto que es expresada, defendida y mantenida por un cargo responsable de un organismo que precisamente debe hacer lo contrario: “velar por la imparcialidad y por la defensa de los derechos de las personas protagonistas directas o indirectas”; sin embargo, a nuestro juicio, ha hecho todo lo contrario, alimentar la mísera polémica, y colocar una vez más, a un grupo social en el disparadero del odio.

“La Gaceta de Salamanca” no es la única, en esta “semana horribilis” nos encontramos también con otro diario, esta vez digital, de mero corte neofascista y apoyado por grupos neonazis que, amparado en una especie de humor, titula la misma situación de la siguiente forma: “Hordas de gitanos colapsan las Urgencias del Hospital de Salamanca como zombies ´The Walking Dead´, añadiendo un fotograma de la conocida serie americana. Asimismo, el ´El Programa de Ana Rosa Quintana” se ha hecho eco del cruento desenlace de la Palmilla de Málaga, volviendo a hablar de ´clanes gitanos de la droga´.

El maniqueísmo nos alcanza, nos llega a todos y a todas, si bien parece que con la cultura gitana además de fácil hay una permisividad de la que no estamos dispuestas a formar parte. Por ello, Fakali se reserva su derecho a emprender las acciones de denuncia tanto a nivel judicial como administrativo que considere convenientes y oportunas en defensa de los derechos de los gitanos y gitanas de este país. Porque, no todo vale, el derecho a la libertad de expresión debe tener como límite la dignidad de las personas, la ética periodística no es suficiente, los códigos deontológicos no se respetan estamos a la deriva, desamparados…. urgen medidas legislativas que nos protejan de una vez por todas del antigitanismo que nos ahoga.