Pepi Valencia, usuaria de los talleres de Fakali en San Juan de Aznalfarache, fue la encargada de leer el Manifiesto del 25 de mayo.

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El pueblo gitano ha tenido  una historia difícil. Durante muchos años los y las gitanas hemos vivido en condiciones de desigualdad pero a pesar de ello somos un  pueblo lleno de riqueza en nuestros valores y principios. Un pueblo con una historia difícil pero con una trayectoria apasionante.

Hoy podemos decir que nuestro presente y nuestro futuro son ya totalmente distintos.

 

 

 

 

En el siglo XXI, muchas mujeres gitanas ya estamos viviendo un cambio en positivo. Estamos participando en la sociedad como ciudadanas de pleno derecho, somos mujeres formadas y con aspiración de aprender, nuestros hijos e hijas acuden a la escuela, trabajamos dentro y fuera de casa y nos hemos marcado como meta la  superación de todas las barreras que nos impide llegar a la igualdad,sin olvidar nuestro derecho a gozar de nuestra de nuestra libertad de ser y sentirnos gitanas.

Por ello, Hoy más que nunca reivindicamos  nuestra identidad como gitanas, mujeres y ciudadanas del mundo.  Porque que con nosotras la sociedad se enriquece, somos portadoras delos valores que deben permanecer en el planeta y en el mundo, que son los valores  de la solidaridad, el respeto de nuestros  mayores, el amor a la familia y el amor a la vida.

Cada persona tiene derecho a pertenecer a una identidad pero jamás debe ser un obstáculo en su vida ni un muro a su libertad.

Queremos ser ciudadanas, pero de primera,   participar en la sociedad pero en pie de igualdad. Y es verdad, por fortuna, que ya hay ejemplos vivos mujeres y hombres que son referentes y a los que es justo reconocerlos para que nuestra imagen como gitanos sea la que se merece, dejando atrás los prejuicios negativos que no hacen más que obstaculizar nuestras vidas.

Por todo esto y más, queremos expresar que las mujeres gitanas no nos conformamos con ese fatal destino que parece que lo tenemos marcado en nuestros genes, no nos resignamos a seguir siendo las grandes desconocidas, queremos un mundo mejor y para ello tenemos que luchar ahora más que nunca, para que nuestro pueblo sea el pueblo del ejemplo, el pueblo amante de nuestra gente y nuestra familia, pero un pueblo que no se conforma con la miseria y con el silencio. Tenemos que avanzar y para ello la formación y la educación tiene que ser un principio básico de nuestra cultura para que sea cada vez más fuerte y visible.

 

Finalizo manifestando que todas las mujeres gitanas estamos construyendo historia, la historia de nuestro presente y nuestro futuro.