MOVIMIENTO ASOCIATIVO Y GITANIDAD, CUESTIÓN DE PRINCIPIOS Y REPRESENTATIVIDAD

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9 de octubre, Día Nacional del Tercer Sector de Acción Social

El Gobierno de España, por medio de acuerdo de su Consejo de Ministros, estableció el pasado año 2022 que el 9 de octubre quede señalado como Día Nacional del Tercer Sector de Acción Social. Esta decisión supone mucho más que un acto meramente simbólico, ya que con esta efeméride se reconoce y visibiliza, ante toda la sociedad, la importantísima labor que las entidades del Tercer Sector llevan a cabo a la hora de contribuir a una mejor cohesión social.

Para las entidades que formamos parte de este sector es fundamental que la sociedad conozca mejor algunas realidades sociales y las acciones que llevamos a cabo con el objetivo de defender y garantizar los derechos de toda la ciudadanía, pero especialmente de aquellos grupos sociales que todavía no pueden ejercer sus derechos constitucionalmente reconocidos en pie de igualdad, y se enfrentan a la discriminación, la pobreza y la exclusión.

Todas las entidades sociales nos hemos consolidado en España como un sector solvente, serio y seguro, que complementa de manera esencial a los servicios sociales gestionados por las diferentes administraciones públicas, consiguiendo llegar de forma más efectiva a aquellos espacios donde estas no lo hacen con facilidad. Las organizaciones acercamos así la realidad de la sociedad civil al entramado burocrático de la administración, que en muchas ocasiones avanza más lentamente que las propias dificultades y situaciones a las que se enfrentan las personas vulnerables en su devenir diario.

Del mismo modo, las entidades del Tercer Sector contribuimos a mejorar la participación social de la ciudadanía, y establecemos mecanismos de cooperación y coordinación orientadas a mejorar la atención social de las administraciones públicas, fomentando la transparencia y mejorando nuestra calidad democrática.

A nadie se le puede escapar la fundamental labor llevada a cabo por el Tercer Sector a la hora de contener el terrible impacto causado por las circunstancias económicas y sociales derivadas de la pandemia del Covid-19, desarrollando iniciativas que permitieron contribuir a minimizar las consecuencias en los sectores más vulnerados.  Durante este complicado periodo, muchas entidades sociales fuimos el único asidero al que pudieron agarrarse miles de personas en este país para poder vivir con dignidad.

Nosotras en FAKALI, como mujeres gitanas comprometidas desde hace más de 20 años en la lucha en favor de los derechos del Pueblo Gitano y contra todo tipo de discriminación, reivindicamos diariamente no sólo la importancia en general que las entidades sociales tienen en una sociedad democrática como la nuestra, sino el papel relevante que el movimiento asociativo gitano tiene a la hora de poner el foco sobre las desigualdades que acucian a la minoría social más numerosa e importante que tiene este país, y que todavía siguen pendiente de solución, tratando de poner en las agendas públicas y políticas el desarrollo de medidas y normas que incluyan la realidad específica de la población gitana.

Por ello, defendemos que las organizaciones sociales gitanas del Tercer Sector sigan participando activamente en todos los foros y círculos de debate social, y sigan colaborando de la mano de todas las administraciones públicas para que, dentro de sus competencias, tomen las decisiones pertinentes para afrontar todas las cuestiones pendientes que atañen al Pueblo Gitano, y que requieren de medidas audaces, valientes y, sobre todo, efectivas en diferentes materias.

En ese contexto, desde FAKALI mostramos nuestra preocupación por la ausencia de representantes gitanos y gitanas en las Cortes Generales. Observamos con suma tristeza que, en esta pasada legislatura, hemos pasado de tener más representantes que nunca en la sede del Poder Legislativo en toda la historia de nuestra democracia, a regresar a la nada absoluta tras los comicios generales celebrados el pasado 23 de julio, perdiendo así un poder cuantitativo y cualitativo en el avance hacia el Pacto de Estado contra el Antigitanismo, que se impulsó en la pasada legislatura.

Por ello, consideramos que hoy es un día para reflexionar y reclamar que la representatividad política gitana no desaparezca del Congreso ni del Senado, y que los avances logrados en los últimos cuatro años no caigan en el olvido. Han sido muchos los logros conquistados durante la pasada legislatura, por lo que consideramos que los poderes públicos y políticos deben seguir apostando firmemente por dar continuidad a una hoja de ruta con voz y rostro gitanos.

Somos conscientes de que vivimos tiempos de gran dificultad. Las sucesivas crisis que nos han sacudido desde el año 2008 (crisis financiera mundial, pandemia del Covid-19 y la guerra en Ucrania) han provocado enormes temores e incertidumbres en nuestras sociedades, lo que ha provocado una gran desconfianza en el sistema democrático, y la apertura de las puertas de las instituciones a discursos de miedo y odio, que en ocasiones no sólo tienen como objetivo discriminar a los grupos sociales más vulnerables, sino también crear sombras de duda, mediante bulos, sobre la labor de las asociaciones y el modo de autogestionarnos.

Creemos fundamental incidir en los modelos de transparencia y buen gobierno a la hora de establecer lazos de coordinación para asegurar un dialogo social y civil fluido, respetuoso que articulen leyes y recursos públicos que reviertan de forma positiva en el conjunto de la sociedad.

Por tanto, y como mensaje central para este día de celebración, mantenemos nuestro compromiso intacto, seguiremos defendiendo con ahínco la dignidad y la conquista de derechos de las personas gitanas, apostando por un modelo de sociedad basado en la justicia social, en la diversidad y la igualdad de oportunidades, poniendo siempre a las mujeres gitanas en el centro para garantizar su incorporación social en pie de igualdad.