Fakali muestra su apoyo a la proposición del Grupo Socialista aprobada ayer por unanimidad en el Parlamento de Andalucía

Fakali estuvo ayer presente en el pleno del parlamento de Andalucía para mostrar su más firme apoyo a la proposición no de ley del Grupo Socialista sobre igualdad de trato y no discriminación, aprobada a la postre por unanimidad por los distintos grupos parlamentarios.

Durante la defensa de la iniciativa, Soledad Pérez subrayó que son múltiples los organismos institucionales que exigen que España se implique "de lleno" en la necesidad de una ley de igualdad de trato y no discriminación. El Consejo de Europa, sin ir más lejos, insiste en que nuestro país debe "garantizar que todos los presuntos casos de incitación al odio, incluidos los cometidos en Internet y en los medios de comunicación impresos y audiovisuales, se investiguen de manera efectiva, lleguen a los tribunales y se sancionen".

Sólo en Andalucía, la Policía intervino en 2014 en un total de 297 denuncias relacionadas con hechos de discriminación por orientación o identidad sexual, origen racial o étnico con componentes de xenofobia o racismo o por presentar algún tipo de discapacidad. Un dato que que deja muy las claras la necesidad de la existencia de un marco legislativo y un sistema de detección de estas infracciones y delitos de odio, que se disparan en el territorio nacional. El total de denuncias en España fue de 1.285, de las que fueron esclarecidas 843 (65%) con 512 detenciones.

Por ello, en la proposición dirigida al Gobierno de la Junta de Andalucía, a la que se sumaron varias enmiendas, también se insta al de España a promover un proyecto de ley de igualdad de trato y no discriminación de carácter integral que abarque todo tipo de desigualdad por razón de edad, orientación sexual, etnia, discapacidad, género o creencia y que impulse un acuerdo social, político e institucional contra los delitos de odio con campañas de sensibilización y atención a las víctimas.

También propone, como es obvio, la coordinación e implicación de las administraciones estatal, autonómica y local y la creación organismos de participación precisos en colaboración con las onegés. Un último extremo que cuenta de antemano con la más absoluta y completa implicación de esta federación, convencida de su obligación de combatir un tipo particular de racismo dirigido hacia el pueblo gitano, el antigitanismo. Manifestado, entre otras muchas cosas, en actos de violencia, incitación al odio, discriminación, marginalización, explotación y estigmatización.