FAKALI COMPARECE EN LA ÚLTIMA SESIÓN DE LA SUBCOMISIÓN PARA UN PACTO DE ESTADO CONTRA EL ANTIGITANISMO DEL CONGRESO

María Filigrana incide en la necesidad de la conformación de un pacto nacional que sirva para combatir el antigitanismo, la mayor expresión de la discriminación que sufrimos los gitanos y las gitanas desde hace siglos en nuestro país.

FAKALI, en la persona de su vicepresidenta, María Filigrana, ha intervenido en la Comisión de Derechos Sociales y Políticas Integrales de la Discapacidad del Congreso de los Diputados, que se convoca en su última sesión para informar sobre la Subcomisión para el estudio de un Pacto de Estado contra el Antigitanismo y la inclusión del Pueblo Gitano. Un reto que ha sido liderado por esta federación desde 2016 con la publicación de su “Pacto contra el Antigitanismo. Protocolo de Actuación”, la primera alianza social y política contra esta particular forma de racismo.

Y así comenzó su intervención Filigrana, haciendo hincapié en la magnitud del problema que supone el antigitanismo, para cuyo combate es primordial la elaboración de este Pacto de Estado al objeto de “aportar una conceptualización específica, compleja e integral del antigitanismo para poner en el centro de la agenda política y social la realidad en la que se encuentran las personas gitanas en todas sus dimensiones”.

En su ponencia, Filigrana explicó que la invisibilización y la indiferencia hacia el Pueblo Gitano son los principales mecanismos que ha desarrollado el antigitanismo como forma de discriminación, que puede destacarse en cuestiones como “la falta de medidas específicas ante la exclusión social en las personas gitanas, el hecho de no nombrar al Pueblo Gitano o usar eufemismos que invisibilizan o desempoderan a sus integrantes, el olvido epistemológico y la falta de estudios e investigación para visibilizar y conocer la realidad de las comunidades gitanas, la falta de reconocimiento de la identidad gitana y su aportación a la sociedad general y la impunidad y la ausencia de condena pública ante actos antigitanos de la esfera política”.

María Filigrana incidió en que el Pacto de Estado “no sólo debe denunciar los casos de antigitanismo más graves, sino de reconstruir el trato, la imagen y la dignidad de un Pueblo que históricamente ha sido lapidado”. Por ello, exigió que este Pacto debe garantizar “medidas de reconocimiento, dignificación y consideración de la identidad gitana y su aportación y pertenencia a la sociedad general, así como incluir sus referencias culturales e identitarias en espacios y discursos públicos”.

Asimismo, expuso que no pueden quedarse fuera del proyecto medidas y acciones efectivas para la “difusión de una imagen digna de las personas gitana en los medios de comunicación, cómplices demasiadas veces del odio antigitano”. Para ello, propuso que se constituya un Observatorio de la Imagen del Pueblo Gitano “para que se realice un seguimiento a la difusión de contenidos antigitanos, denigrantes o discriminatorios”, intensificando la vigilancia específica de los contenidos de Internet y las redes sociales.

Finalmente, Filigrana señaló que “el antigitanismo no es un problema de los gitanos, es un atentado contra los Derechos Humanos y la dignidad”, y añadió que “la sociedad no puede seguir obviando nuestra identidad, porque sin la igualdad de las personas gitanas no hay democracia posible”.

En la misma comisión, siendo el vigésimo octavo y último compareciente, intervino Juan Silva de los Reyes, reputado abogado gitano y activista referente ligado desde siempre a la labor de FAKALI, incidiendo en la urgencia de llevar a cabo medidas destinadas a la igualdad de oportunidades. “Los gitanos somos víctimas de poco diálogo, de poca comprensión y de un conocimiento muy superficial de nuestra historia y nuestra cultura, y eso es lo que ineludiblemente conlleva a situaciones de rechazo y racismo”, defendió.

Fiel a su implacable oratoria, Juan Silva dejó una pregunta retórica en el aire que, sin duda, aún retumba en el Congreso: “¿Se puede permitir un Estado casi un millón de personas destinadas a la exclusión desde la cuna?”. Por si acaso, el letrado huyó de discursos derrotistas, abogando por la fuerza de un Pueblo que jamás se ha rendido y busca el sitio que le corresponde en este país: “No hablamos como víctimas; reivindicamos la igualdad de derechos para arrimar el hombro, porque no estamos de paso”.

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