Hoy, 25 de noviembre, se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, recordando el asesinato de las hermanas Mirabal en República Dominicana. También conocida como violencia por razones de género, "este tipo de violencia constituye una violación fundamental del derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad, a la dignidad, a la igualdad entre hombres y mujeres, a la no-discriminación y a la integridad física y mental".

 

La Federación Andaluza de Mujeres Gitanas Universitarias, como resulta obvio, tiene entre sus principios fundamentales la lucha contra este tipo de violencia sobre la base de la sensibilización y la educación con el fin último de la prevención. Nuestra actividad está dirigida hacia la población gitana, en especial hacia la mujer gitana, pero también desarrollamos proyectos encaminados a dotar de instrumentos y conocimientos a los profesionales, agentes e instituciones. Un fundamento sobre el que se articula un plan de actuación integral que abarca desde la formación en la escuela a la colaboración activa con las principales instituciones sociales y democráticas. Como el Parlamento de Andalucía, donde la presidenta de Fakali, Beatriz Carrillo, ha intervenido en el Grupo de Trabajo relativo al análisis y revisión de la situación y medidas para la promoción de la igualdad de género y contra la violencia de género.

En nuestra federación se viene trabajando anualmente con más de 2000 mujeres, más sus respectivas familias, poniendo nuestra atención en proyectos dirigidos a la salud, la formación y el empleo. Pero muy especialmente en la parte educativa, que es el gran reto que tenemos que superar. Apostamos por la educación en igualdad desde la infancia, eliminando estereotipos y, sobre todo, en la adolescencia, puesto que la educación desde el respeto y la igualdad es la vía principal para evitar los malos tratos y combatir esta lacra social.

Nuestros seminarios afectivo-sexuales abordan la lacra de la violencia de género desde una metodología pedagógica básica sustentada en actividades encaminadas al desarrollo de la autoestima y al reforzamiento de la dignidad como mujeres gitanas. Porque nosotras actualmente nos encontramos no sólo con una doble discriminación por razones de género y etnia, sino que también nos enfrentamos a las condiciones de pobreza en las que viven miles de familias en medio de esta crisis tan virulenta que está haciendo trizas las capas más empobrecidas de la población. Por tanto, las mujeres gitanas sufren múltiples discriminaciones que afectan a la educación, la salud, el empleo, la vivienda, etc., cuando en nosotras residen los valores más importantes de la cultura gitana. Sobre la mujer gitana se depositan los ritos culturales de mayor peso y, por tanto, somos nosotras las que vamos a garantizar en unión con nuestra gente el futuro de nuestro pueblo.

Pero por mucho motor que nos definamos, sin políticas ni estrategias específicas que garanticen la incorporación plena de los gitanos y de las gitanas a todos los niveles y los ámbitos de la sociedad no carburaremos. No hay motor de cambio ni piezas posibles si no hay ruedas que nos desplacen para recorrer nuestro propio camino. Porque al hablar del pueblo gitano en general, y de las mujeres gitanas en particular, no se trata sólo de aceptar y respetar las diferencias, sino además de legitimar su valor y educar a la ciudadanía en los principios éticos de una convivencia intercultural que incumbe a todas las esferas de la vida social, tanto a las interacciones cotidianas como a las relaciones institucionales.

Por eso reclamamos campañas específicas o que contemplen la especificidad de las mujeres gitanas como una identidad más con sus peculiaridades, para que se sientan partícipes de los procesos de avance hacia la igualdad de género. Campañas que se unan a las medidas de sensibilización para implicar a toda la sociedad en la eliminación de esta lacra social; a los programas de prevención de la violencia de género, prestando especial atención a los menores expuestos a esta violencia; a la coeducación para prevenir conductas discriminatorias en todos los tramos de la enseñanza; a la atención integral y a la coordinación institucional, para evitar duplicidades y actuar con mayor eficacia y eficiencia.

Hay un largo camino por recorrer. Tenemos por delante un trabajo de transformación social en todas y cada una de las esferas del ámbito económico, político y social, pero estamos aquí para denunciar y condenar cualquier tipo de violencia que se ejerce sobre la mujer: el maltrato físico, que deja marca y duele, que humilla y somete; el abuso verbal y maltrato psicológico, que destruye, anula y aniquila la individualidad de la mujer; y el maltrato sexual, que cosifica y denigra.